viernes, 14 de noviembre de 2008

Cosas que caen


GM

Desde mediados de la semana se supo que General Motor está al borde de la quiebra. En caja apenas tiene dinero suficiente para mantener la operación durante el mes de noviembre y se espera que en diciembre no pueda afrontar más sus compromisos. Los demócratas han anunciado el intento de negociar en las cámaras un rescate financiero para le empresa. La situación es delicada no solo por el número de empleos directos que genera General Motor, sino también por los indirectos. Está también el tema de las pensiones: GM se quedaría sin la posibilidad de responder por sus jubilados. Se teme además que, en condiciones de bancarrota su vehículos sean todavía menos demandados por los consumidores. Sin embargo, hay quienes han argumentado sólidamente contra el rescate. El argumento principal que leo hoy en New York Times, es que las tres automotrices, Ford, Chraysler y GM han sido empresas renuentes a la innovación, cobijadas siempre por su importancia no sólo como empresas, sino como símbolo del capitalismo americano. GM sigue produciendo autos enórmes que consumen mucha gasolina, y han negociado en el congreso toda clase de apoyos y normas que defiendan sobre todo, el uso de autos con gasolina. El resultado, no han introducido una sola innovación importante: no tienen autos hibridos, no han hecho eficientes sus motores, en suma no avanzado un paso. Así, para algunos críticos, la quiebra no le ve con tan malos ojos. Tal vez de esa forma entiendan que no pueden seguir siendo lo han venido siendo.
Pero entre dar una lección o evitar más malas noticias mientras la bolsa se sigue hundiendo, los Estados Unidos avanzan con la esperanza de un nuevo presidente que no gobierna aun, y un presidente que no acaba y se va, hacia las nubes de tormenta.
En esto no soy sino un espectador del derrumbre y la esperanza. De la preocupación y la alegría. De la reconciliación en tiempos que parecen de olvido.

El avión
La incredulidad de los mexicanos ha llegado a lo obsceno. La detallada información que presentan hoy los periódicos en sus ediciones en Internet sobre el accidente aéreo de la semana pasada (a mi, en realidad, me parece que ha pasado como un mes) es repugnante. ¿De verdad es necesario escuchar hasta la última palabra ,observar hasta el último instante del resplandor del avión que explota, para convencernos de qué nadie atentó contra Muriño?
Por supuesto, el gobierno se extralimita en querer eliminar toda duda, toda sospecha. Pero los medios muestran una vez más que prefieren la "información" que se obtiene fácilmente, con sólo ir a una conferencia de prensa, que el esfuerzo de un trabajo más o menos profesional. ¿De verdad todavía hay alguien que cree que las fuerzas oscuras son tan organizadas y tan capaces de hacer cosas increíbles en un país de improvisados?
Por cierto, Adriana me hizo notar que ni el New York Times ni el Boston Globe, ni siquiera el modesto Providence Journal tienen sección de espectáculos. ¿Será que habrá algo más que amarillismo rampón en el periodismo?

P.D.
En esta ocasión La Jornada parecía haber encontrado un filón interesante de investigación sobre el accidente aéreo, a propósito de cómo se contrataban los servicios de pilotaje en gobernación y las intenciones de ahorrar en ello. Que podría ser un claro un ejemplo de cómo México es un país de improvisaciones y pichicatero. Pero caray, a pesar de las evidencias, la conclusión es que es un atentado...