sábado, 13 de septiembre de 2008

La rutina nos ha atrapado a todos. Para mi asombro, mis hijos están estudiando y mucho. Entusiasmados como nunca por la escuela. Eso me preocupa. No porque crea que estudiar tanto sea algo peligroso, sino por la decepción que significará, tal vez, volver a la escuela en México.
Una de las diferencias radicales es que no llevan tantas materias. En realidad, solo llevan 5 o 6, con énfasis en matemáticas e inglés, y no las 9 (12) que se suelen llevar en secundaria y prepa.
Yo tengo ya tiempo pensando en la necedad que es llevar tantas materias. Y sigo sin comprender por qué hay que llevar biología, física y química, por separado, además de historia, literatura (además o en sustitución del español), civismo (que cosa más horrenda es esa), matemáticas, inglés y geografía. El asunto, parece ser que entre más materias, más inteligentes, pero yo tengo mis dudas. Con el tiempo he tenido que repasar, al estudiar con mis hijos, todo lo que se supone que aprendí, y lo cierto es que en la mayor parte de los casos, como el de todas las fórmulas de física, simplemente, las he olvidado.

Es que acaso no hay manera de acordar qué es lo que esencialmente tiene que saber uno, en lugar de intentar que uno lo aprenda todo…
El otro aspecto es que las materias tienen rutinas más divertidas. Desde el registro de las tareas en Internet y un sitio donde hay que alcanzar metas, se reciben puntos y eso se inscribe en las calificaciones. Y bueno, Bruno lleva una clase de Video, otra de ciencias, que es está armada como un caso de CSI. Y, claro, son salones muy pequeños de no más de 10 alumnos.
En todo caso, nos ha atrapado la rutina. Ir a la escuela, la biblioteca, limpiar la casa. Y eso le ha restado espacio al descubrimiento de nuevas cosas, que sin embargo, las hay: siempre un nuevo super, como al que hoy fuimos hoy, porque había descuentos por aniversario, para luego pasar al ejército de salvación acompañando a Bobi a comprar ropa de segunda vuelta, sobre todo para hacer ejercicio por la mañana, nos hemos contagiado del asunto de salir a correr, mi esposa y yo, y ha comenzado a bajar la temperatura.
En fin, que también descubrí un café de Java que vale una fortuna, 17 dólares el bote, y que compré por error, pero que sabe realmente bien (o por lo menos quiero hacerme a la idea de que así es, para compensar elg asto). Y que he ido al cine. Al Avon. Pero de eso ya hablaré.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Apocalipsis para Windows


Hay algunas esperanzas: la aparición del Windows Vista ha abierto una puerta para mostrarle al mundo lo mal que puede hacerse un sistema operativo. Windows Vista vuelve una computadora razonablemente poderosa, en un cacharro lleno de achaques y problemas. Rastrazos innecesarios, imcompatiblidad. Un poco, la vuelta a la edad de piedra. Y lo sé de primera mano, porque hay una Gatewey portátil nueva en casa –que me han exhibido porque tiene un disco duro increíble y tres gigas de memoria ram, que bueno, debería volar… y no vuela. Yo me río. Pero no sólo yo, sino también Apple. Hoy, en el sitio web del New York Times, un bonito anuncio animado, que conjunta un banner horizontal y otro vertical en la portada, uno debajo de la bandera (o nombre del diario) y la otra ocupando toda la columna derecha, promueven Mac como un sistema más eficiente que Windows.
Pero no es el único, Apple inunda ahora el espacio televisivo con anuncios semejantes, que muestran a las PC como viejas, anacrónicas, ineficientes… uno en especial, en que una PC requiere de un firewall, representado por un guarda espaldas, tiene que verse.

Windows ha respondido con un anuncio críptico en que aparece Jerry Seinfiel con Bill Gates que aquí se ha discutido mucho porque no se sabe si es un anuncio de zapatos o de software, y por supuesto, nadie logra comprender cómo pretende sacar al Windows Vsta del abismo en el que se ha metido.

domingo, 7 de septiembre de 2008

7 septiembre

El 100 de Prospect Street es, en el Extraño caso de Charles Dexter Ward, de H. P. Lovercraft, el lugar de residencia del propio Dexter Ward. Y el lugar en el que se asoma a ese sótano donde se escucha el sonido de los dioses ancestrales. A un par de casas de ahí, el viernes 5 asistí a una recepción. Es el 84 de Prospect Street. Lugar de la Rochambeau House, una mansión de finales de siglo pasado, que conserva el aire y la disposición, original, y en algunos casos, la mueblería de la época. Fue la casa del Chancellor Henry D. Sharpe, cuya esposa, Mary Elizabeth Sharpe, ayudó al arquitecto Arthur Rice a diseñarla en 1894. La casa fue donada a Brown a la muerte de ella, y actualmente se alojan ahí los departamentos de Francés y de Hispánicas.
La recepción fue la segunda de la semana y la más divertida. El miércoles por la tarde el presidente de la Universidad dio una recepción a la comunidad docente en su casa, sobre Presidente Street. Son peculiares estas ceremonias universitarias y no siempre de mi gusto. Se respira un aire vagamente aristocrático –Brown es, al final, una corporación con dinero- y hay un empeño en mostrar la cultura y el buen gusto de todos los asistentes, que por cierto suelen ser muy pagados de sí y no tiene reparo en
resaltarlo.
La del viernes, sin embargo, tuvo la suerte de que no sólo había profesores, sino también alumnos, y eso implica un poco menos de seriedad y arrogancia. Además los profesores de francés –más jóvenes en general que los de Hispánicas-, resultaron también más divertidos. Al final, me topé con dos mexicanos, un alumno de hispánicas y una maestra de español. No era el final perfecto, pero si fue, como supongo que es siempre, un encuentro pintoresco, cargado de ironías a la perfección, el orden y la disciplina de esta tierra protestante. Un motivo, pues, para alejar de uno los atavíos de la locura que, narra Lovercraft, habitaban el sótano de la casa, al otro lado del muro.