domingo, 26 de abril de 2009

Una tarde con Jack Nicholson

En el segundo día de verdadera primavera, con 25º centígrados y un viento suave y fresco que viene de la costa, la tarde prometía ser inolvidable. Lo sería no solo por lo transparente del día, el azul del cielo, los árboles en flor, sino porque en el auditorio principal de la Universidad de Brown tendría lugar un panel integrado por Robert Evans, Brad Greyy Jack Nicholson.
Nicholson era, por supuesto, la razón por la que mis hijos y yo estabamos ahí. Ver a una estrella de Hollywood en el Brown -sin multitudes y tumultos- era una oportunidad excepcional. Pero los otros dos no eran para menos, aunque por supuesto, perfectos desconocidos hasta su presentación. Evans fue productor de Chinatown y del Padrino. Greyy es el CEO de Paramount y productor entre otras cosas de Babel. Ningún segundo plato.
Cierto, la charla, como suele ocurrir en estos casos, fue más bien un largo recuento de anécdotas. Las más divertidas por supuesto, las del señor Nicholson que, como era de esperarse, también las actuaba: Con su voz profunda y familiar, y su gestualidad conocida, verlo era como reencontrarse con un viejo amigo, solo que más de cerca. Uno de los estudiantes de Brown en la sesión de preguntas, hizo suya esta sensación general cuando tomó el mircofono y dijo: "All my life I want to said this: Hi Jack Nicholson".
Pero si la sesión fue un gran anecdotario con algunas imágenes de películas de la Paramount (patrocinadora del evento), la sesión de Q&A fue igual. La mayoría de las preguntas de los estudiantes de Brown fueron para Nicholson -obviamente- y del tipo: con qué director le gusta trabajar más , con qué actor le gustaría trabajar: la respuesta, claro, fue, con las actrices... Y cosas semejantes. Lo disfrutable fue el show de Nicholson, que para eso estábamos ahí. El no escatimó ironías ni desplantes. A final de cuentas estaba aceptó participar, porque su hija estudia en Brown, y como buen padre estaba dispuesto a dejarla bien parada. Y lo hizo.
El cine aquí no es muy distinto de la televisión acá y allá. Antiintelectual, superficial, individualista, más como fachada y actitud vital, que como fondo; y más como una estética que como una reflexión. Detrás de ella yo esperaba encontrar algo de las ideas detrás de alguna revolución. No en balde Grayy fue productor de Los Soprano, una serie rechazada por las tres más importantes cadenas de televisión de Estados Unidos que al final encontró cobijo en HBO, y cambió la televisión para siempre. Pero no fue posible.
Al final, mis hijos salieron con un autógrafo de Nicholson -al que Paolo le dijo al pedírselo: "You are my favorite joker". Y con esa confusión entre la forma y el fondo. Salimos de nuevo al sol y al viento suave, y a los árboles en flor.

jueves, 23 de abril de 2009

Responde SEP a protesta de filósofos

Periódico Reforma


Responde SEP a protesta de filósofos

Afirma que la Reforma Integral del Bachillerato, lejos de eliminar la Filosofía de los planes y programas de estudio, se propone reforzarla

Sonia del Valle

Ciudad de México (23 abril 2009).- La Secretaría de Educación Pública (SEP) aseguró que la Reforma Integral del Bachillerato no elimina la asignatura de Filosofía como lo han cuestionado algunos académicos.

"La reforma, lejos de eliminar la Filosofía de los planes y programas de estudio, se propone reforzarla y dotarla de una amplitud mayor a la que ha tenido en los modelos tradicionales", expresó el subsecretario de Educación Media Superior, Miguel Székely, en una carta que envió al Observatorio Filosófico.

En la misiva, el funcionario responde a los cuestionamientos de un grupo de académicos que sostienen que la SEP ha eliminado de la reforma del bachillerato la materia de Filosofía y quienes piden se incluya como una asignatura básica en el Marco Curricular Común de la reforma.

"El planteamiento de la reforma incluso va más allá de la presencia de materias específicas relacionadas con la Filosofía", señala.

"Con la reforma, adicionalmente a la incorporación de dichas materias en los planes y programas de estudios, se da cabida a que sus contenidos se apliquen de manera transversal en otros campos de conocimiento".

Además, Székely sostiene que acepta la diversidad de los planes y programas de estudio existentes, e incluso en aquellos bachilleratos donde se da la asignatura, se seguirá impartiendo.

"Ello implica que podemos comprobar la vigencia de la Filosofía como asignatura en los mapas curriculares; en este sentido la reforma no ha impuesto o desaparecido disciplina alguna, incluyendo por supuesto aquellas relacionadas con el campo de la Filosofía", asegura.

El subsecretario afirma que la reforma del bachillerato no plantea homogeneizar los planes y programas de estudio de todos los planteles de bachillerato, donde hay cerca de 25 tipos diferentes, y al menos 200 planes y programas de estudio vigentes.

Indica que el Marco Curricular Común de la reforma reconoce la diversidad de los bachilleratos y permite que se concrete en cada entidad, subsistema educativo y escuela según las circunstancias locales y de las particularidades de los alumnos.

En la misiva que fue entregada ayer y de la que REFORMA tiene una copia, el funcionario invita a la comunidad de filósofos a revisar para tomar en cuenta sus propuestas.

"La subsecretaría a mi cargo se permite formular una invitación para la conformación de un grupo de trabajo que haga una revisión más puntual sobre el muy importante lugar de la Filosofía en la reforma y su papel indispensable en la formación integral de los millones de jóvenes a los que servimos por medio del sistema educativo".

miércoles, 11 de marzo de 2009

El libro



sábado, 7 de marzo de 2009

In arte brevem


Tiene 1092 páginas. Me lo entregan cada día dentro de una cajita de cartón forrada de tela, hecha especialmente para proteger este pequeño libro que es tan grueso como largo. No tiene tapa al frente ni al reverso y sólo conserva el lomo cosido. Las primeras tres páginas están sueltas y se rompen casi al contacto. Las últimas apenas se mantienen unidas por un hilo al cuerpo del libro, y la última página queda siempre en el fondo de la cajita porque no me atrevo a tratar de tomarlo de una esquina para evitar que se rompa.
Fuera de eso el volumen está muy bien conservado, a pesar de que se nota de que fue leído intensamente. Por algún razón extraña, se nota la lectura de la parte que estoy consultado: el Comentario de Enrique Cornelio Aggripa al Ars brevis de Raimundo Lulio. El titulo de toda la obra es largo, como suelen serlo en esta clase de libros:
Raymundi Lullii Opera ea quae ad adinventam ab ipso Artem universalem, scientiarum artiumque omnium brevi compendio, firmaq memoria apprehendendarum, locupletissimaque vel oratione ex tempore pertractandarum, pertinent: ut et in eandem quorundam interpretum scripti commentarii, quae omnia sequens indicabit pagina, & hoc demum tempore conjunctim emendatiora locupletioraq non nihil edita sunt / accessit Valerii de Valeriis patricii Veneti aureum in artem Lullii generalem opus ; adjuncto indice cum capitum, tùm rerum ac verborum locupletissimo
Es la edición Argentinae [Strasbourg] : Sumptibus Lazari Zetzneri, 1598.
Es un ejemplar extraordinario que reune algunas obras claves de Lulio y de dos de sus más grandes comentaristas del Renacimiento: Bruno y Agrippa. Por eso puedo decir que he pasado la semana en la confortable compañía de los magos, que siempre me será infinitamente más grata que la de los teólogos.
Hoy puedo decir que el contacto con este libro me ha hecho pensar en muchas cosas. En la cantidad de sabiduría que está ahí, guardada. En la posibilidad de recuperarla. En la intensidad con que Lulio fue leído en el Renacimiento. En lo relativamente poco que sabemos de esa lectura. En los sueños de poder integrar, de nuevo, este volumen y, por qué no, agregar nuevos comentarios a la obra de Lulio. De continuar en lo posible, la obra oscura de los magos...

Deus cum tua gratia, sapientia et amor. Incipit ars brevis, quae est imago artis generalis, quae sie intitulatur. Deus cum tua summa perfectione incipit artis generalis ultima.


sábado, 28 de febrero de 2009

Beatriz y la memoria


La tradición amorosa medieval y renacentista pensó el amor como una perturbación de la fantasía. La autonomía otorgada a la imagen de la amada, al desvincularla de cualquier correspondencia espacio temporal específica, es la fuente de su fantasmalidad. En el Roman de la Rosa, cuando el amigo duerme fantaseando que está con la amada, para llenar el vacío de su ausencia (en el pasaje de Pigmaleón), la imagen de la amada ahí es vista como un acto fantástico: es una imagen sin cuerpo, sin tiempo, ni espacio específico, que se evoca sin volumen y sin duración, como siendo una pura luz que ilumina una instancia que está "dentro"; que sólo miras tú, a veces a voluntad, a veces en contra de ella, y sin que a la vez haya un recuerdo que te confirme que ella estuvo contigo ahí, te abrazó de esa manera y fundió así su boca con la tuya. Esa luz, esa imagen fantástica ocupa un lugar ambiguo que desafía los límites que señalan lo que es verdadero y lo que realmente existe. La suya es una forma de verdad, y una forma de existencia bien distinta.
Esta tradición no dice, sin embargo, que esta evocación fantástica de la imagen de la amada es también un acto complejo de memorización. Y que el amor no es sólo verse "poseído" por la imagen de la amada, el mal de ojo al que Ficino alude, sino la construcción de una memoria que tiene a la amada como protagonista y al esfuerzo de imaginarla el dotarla de sentido -y quizá de estimular la aparición de la proteína Kinasea C que crea la potenciación de largo término en las neuronas.
A la luz de lo que hoy sabemos sobre las falsas memorias, y el modo en que el pensamiento opera, lo mismo para suprimir recuerdos que para cubrir vacíos en ellos, las fantasías que hacen honor a la imagen de la amada es un intento de posesión de esa imagen mediante el recuerdo. Un recuerdo que se vale de la fantasía para penetrar y durar, gracias al doble ejercicio de la repetición y la significación.
Dante cuenta, en la Vita nuova, que vio a Beatriz sólo tres veces en su vida. Suficientes para desatar, mediante el ejercicio fantástico del poeta, un proceso que es también un ejercicio inusitado de memorización. Beatriz no es sólo la dama que corona esa enorme y inolvidable fantasmagoría que es la Comedia, la protagonista de la Vita nuova o la inspiración para la reflexión del Convivio, todas obras elaboradas tras su muerte y con base sólo en lo vívido de su recuerdo. Beatriz es para mi y para ti, la preservación de un recuerdo, de una memoria de la que la nuestra forma parte, siendo fiel y traidora, rememoradora y fantástica.

viernes, 20 de febrero de 2009

Que puede ser peor

Una muy querida amiga mía, para quién la única crisis importante ocurre cuando no hay café en su casa, me contó que le llamaba mucho la atención lo preocupada que estaba la gente a su alrededor por un crisis que no alcanzaba a entender y que tenía a todos abatidos e inquietos. "¿Tendré que ampliar mis horizontes?", me escribió.
No es la primera persona que me lo dice. Hace no mucho, mi hermana me dijo exactamente lo mismo: "Se respira un aire de preocupación en casi todos".
Una parte fundamental de las crisis económicas consiste en que no sólo se trata de afrontar hechos graves en sí mismos, sino que éstos afectan precisamente las expectativas que tenemos del futuro. Si no vuelven a estas completamente pesimistas, sí las torna claramente inciertas. Las crisis pues, son también un estado de ánimo. Y en ese estado hay quien actúa con verdadero pánico o sólo con una cierta preocupación.
En Estados Unidos, por ejemplo, una universidad, Brandeis, ha puesta a la venta su museo de arte, del que se propone subastar todas las obras de su colección para, dice, poder sobrevivir académicamente. La decisión, por supuesto, ha ocasionado toda clase de reacciones.
Otros, con menos dramatismo, hacen cálculos, como la Universidad de Brown que debe recordar en unos 4 millones de dólares (unos 60 millones de pesos) su presupuesto para este año, y 60 millones para lo presupuestado para el año escolar del 2014, suspendiendo algunas obras, dejando de contratar algunos profesores y eliminando algunos servicios y algunas posiciones.
El día de hoy, un nuevo correo de la presidenta Ruth Simmons de Brown, dice:

The sense of the Budget and Finance Committee and the Corporation, which includes members with deep expertise and knowledge of a variety of asset categories, is that those assumptions were too optimistic. As a result, our revenue assumptions for next year and beyond must be adjusted downward.

Optimistas en proceso de desengaño o pesimistas que apuestan todo a una medida desesperada, son los dos extremos con que la academia -aunque no sólo- está viviendo aquí esta crisis.
Sobreviviente de las ya innumerables crisis o, mejor, del estado de crisis permanente que México vive desde hace más de 27 años, (lo que es equivalente a toda mi vida laboral), me llaman la atención estas reacciones extremas, contrastantes, que parecen sorprenderse de que no todo siga igual, cuando en mi caso eso es exactamente. Como me decía un amigo bosnio, con una sonrisa cómplice, qué puede ser peor que lo que ya está de la chingada.

lunes, 16 de febrero de 2009

long ride through eternity


Leo en Firmin de Sam Savage:

I hated most of all reading the inscriptions over his shoulder: "For my darling Peter on our fiftieth wedding anniversary" (in The Rubaiyat of Omar Khayyám), "This book was given me by dear dead Violet Swain when we were both seventeen" (in The Catcher in the Rye), ... "I live, I die; I lived, I am dead; I shall die, I will live" (in Kierkegaard's Fear and Trembling"). Dozens of these in every carload. It was obscene. They should have buried the books with their owners, like the Egyptians, just so people couldn't paw aver them afterward--given them something to read on the long ride through eternity.

Nunca había reparado en la obscenidad de leer dedicatorias ajenas. Pero es indudable. Hay, por lo menos dos o tres que me han sido hechas o que he hecho, que me avergonzaría que alguien más las leyera.
Además, apenas hace unos días me di cuenta que las copias que tengo del Indice del humanismo mexicano de Méndez Plancarte son del ejemplar que éste dedicó a José Gaos. La dedicatoria es muy formal, yo diría en extremo, pero me permite imaginar a los dos académicos, uno recién llegado de España, otro en un momento central de su carrera y más bien próximo a la muerte, recibiendo y entregando con cierta ceremonia el ejemplar que ahora está en la biblioteca de Investigaciones Filosóficas. Una mirada, pues, a una fracción de la vida de los otros, que dejó su huella en los caracteres extraños sobra la página impresa de un libro. Un libro además, que hoy está en un repositorio publico.

martes, 10 de febrero de 2009

Memorias

Hay una cierta relación entre la transformación y la memoria. Digamos que no ocurre una sin la otra, y que no hay tránsito, iniciación o metamorfosis en que no esté presente una reconfiguración de la memoria. Inventarse de nuevo es necesariamente recorrer el pasado en otra dirección. Volver a andar el camino pero con un nuevo destino. Es como si, quiero pensar, aquellos eventos a los que yo atribuía este o aquel rasgo de mi carácter, ahora pasaran a explicar otro distinto, o a confluir en una expresión inédita de mi persona. Descubro pues en este, en que apenas me reconozco, a aquel del que casi me había olvidado.
Lo que es interesante es observar que las mutaciones nunca son evidentes a simple vista. Tarda uno mucho en darse cuenta, incluso cuando son o quieren ser voluntarias, y es mas lento y peor cuando como en mi caso, simplemente se te has dejado arrastrar por una. La cosa es que esos cambios son, las más de las veces imprevisibles y te hacen querer insospechadamente, las cosas más increíbles.
Sí, me gustaría poder hacer aquí un recuento preciso de los cambios, pero solo puedo dar constancia de mi permanente rememorizar. ¿En qué punto esos recuerdos comenzaron a aparecer con bajo otra luz, con otros colores? ¿En qué momento, de hecho, comenzaron a aflorar? ¿Cuál es el disparador, cuál la fuente inagotable de su exitación?
Me sorprendo todos los días encontrandome con nuevos recuerdos. Hechos, personas, momentos con los que no me cruzaba desde hace tiempo. Sé que el lugar lo posibilita: estar aquí libera de las ataduras más inmediatas y recientes, libera en realidad, de "el lugar" que es en mucho el repositorio más firme de la memoria. Lo hace sin sustituirlo aun por completo. La previsión de un "regreso" hace que uno sea especialmente avaro con depositar demasiados acoteceres en este espacio temporal y físico. Y todo eso deja libre a la memoria para recurrir a los fantasmas que no suelen manifestarse, a los rostros, las emociones, las inquietudes, que alguna vez te constituyeron. Y ahora son, o comienzan a ser otros rostros, y tienen otra luz, algunos parece que se evaporan, otros serán los que te hagan ser quizás diverso, distinto. Semejante y desemjante. No puedo ser más explícito, tampoco tiene caso. De pronto un nudo en la garganta... la tristeza, la nostalgia, la esperanza.

martes, 3 de febrero de 2009

Encuentro con espejos

Últimamente mis encuentros con los espejos no están siendo afortunados. No se cómo se me metió a la cabeza que paso por uno de esos momentos de la vida en que la relación entre la imagen que me he hecho de mi, y la que veo reflejada no siempre coinciden.
Con todo lo que se dice del miembro fantasma, que es aquel que se ha perdido, pero que el cerebro aun piensa que continua unido al cuerpo, me he acabado haciendo a la idea de que las metamorfosis de mi cuerpo, y no sólo las que se producen a corto plazo como el corte de pelo, el tamaño de la cintura, las ojeras, sino también las que se producen por el paso prolongado del tiempo, como las mutaciones propias de la edad, tardan mucho tiempo en ser asimiladas al retrato que de nosotros llevamos dentro, y que en mi caso, quedó fijo en un momento indefinido de mi vida, hace como 12 años.
Con este ingenuo razonamiento me explico que, de un tiempo para acá, el señor que veo aparece en el espejo me resulte más veces un probable conocido, que el viejo amigo de toda la vida. Estoy seguro que a ello ha colaborado el que en la casa haya demasiados espejos. Pues te obligan a tomar conciencia de esa desemejanza.
Aquí hay dos en la recámara, uno inmenso en el cuarto de estary uno en el baño. Por su ubicación, pero también por su forma y su cristal, ofrecen diversas imágenes de mi.
Hay uno pequeño en la recámara, detrás de la lámpara sobre el buró, que es mi favorito. Al menos el reflejo que alcanzo a ver ahí me parece el menos extraño, y el más cercano a la imagen romática que tengo de mi. El otro, el que está ligeramente inclinado, y sólo muestra el torso, me hace ver achaparado y quizás más ancho de lo que soy, o imagino ser, en realidad.
El del baño es como un burócrata que siempre muestra la misma imagen, sin demasiados compromisos, sólo que en este caso, reflejada con una tonalidad amarillenta, por la luz, que te hace ver con ictericia.
El del cuarto de estar es todo un reto, ahí es donde más a menudo aparece ese señor extraño que a veces pretende ser yo. Como es grande y puedes verte casi desde todas partes, te miras sentado, parado, acostado en el suelo, y puedes explorar toda clase de ángulos desde los que nunca antes te has visto. Muchas veces, por no decir que casi todas, ese, ese que aparece ahí, no soy yo.
Así, enfermo, extraño, maltrecho o conocido, los espejos me hacen recordar que la vida toda es una metamorfosis, y que los viajes, a veces como paréntesis en la existencia, nos hacen desemejantes y desconocidos a nosotros mismos.

domingo, 1 de febrero de 2009

Ficino


Ayer soñé que recibía una invitación de Vanesa para visitar Ficino.
Al instante estoy delante de un enorme edificio corporativo en un imponente centro corporativo. No era Santa Fe, quiero imaginar que es en Los Angeles. Después de pasar por la recepción llego al elevador y subo en él. Es esférico, como ciertos habitáculos en los juegos de las ferias futuristas, y uno va sentado. El enorme edificio solo tiene tres pisos el primero es Pico, el segundo es Ficino, el tercero es Platón. El elevador no sube en línea recta, lo hace en espiral. Hay una sensación de angustia de quedar atrapado al ver los muros del túnel conforme vamos avanzando. Se detiene en Pico, luego en Ficino, trato un poco de encontrar la puerta de salida que está disimulada detrás de una columna. Del otro lado hay una inmensa recepción de techos inusualmente altos. Está alfombrada de rojo, parece un palacio interminable. Un recepcionista, vestido como un cupido del renacimiento me lleva hacia Vanesa. El lugar va tornándose increíble. Modelos masculinos y femeninos están probándose ropa de una misma marca, el lugar es el corporativo de Ficino, Armani (?). Me dejan con Vanesa sino en un lugar indefinido. Deambulo viendo extraordinarios cuerpos en distintos momentos del proceso de vestirse o desvestirse. En todo el espacio no hay muebles, salvo unas bancas como sillones, colocadas aquí y allá, y unas mesas altas de cristal, que sirven para depositar la ropa. Después de un rato regreso a donde me había dejado el cupido, y finalmente encuentro a Vanesa. Ella me explica: estoy ahí invitado para ser objeto de una extraordinaria oferta: si dejo que en mis manos inserten el logotipo de la empresa, que es como la de Levys, a cambio me darán ropa exclusiva. Esa es la razón por la que estamos todos ahí. El logotipo, que veo en las manos de alguien que pasa, está formado por chapas relucientes que han sido engrapadas a la mano. Luego levanto la cabeza y veo a más hombres vestidos con esos trajes extraordinarios de alta costura y un poco de fantasía. Pregunto por las condiciones del contrato: ¿me vestirán así toda la vida o solo es por una vez? Y lo de las manos, ¿Cuánto tiempo durará?
Poco después le muestro a mi mujer a quien creo que es Brad Pitt o Viggo Mortensen, vestir maravillosamente un traje de esos, y le digo: ves, no son ellos, es el traje…

viernes, 23 de enero de 2009

Documentales

Antes incluso que el acceso a más libros y a una biblioteca que ya siento como parte de mi casa, quizás lo que más he disfrutado hasta ahora es el acceso a una serie casi interminable de documentales directamente en el cine -en las dos pequeñas salas de arte que hay en Providence- y a los que puedo ver a través Netflix, un servicio de renta de películas por correo e Internet que ha elevado el consumo de cine en mi casa hasta los cielos: por 9 dólares al mes el acceso a películas es casi ilimitado. 12.50 es lo que cuesta una entrada regular al cine.
En todo caso, el goce está ligado no sólo con la calidad de las películas vistas -de todas la más impactante ha sido sin duda Man on the wire- sino con la sensación de tener una puerta abierta a un ejercicio de reflexión tan amplio y tan diferente que me tiene cautivado.
Hoy vi Surfwise al rededor de una famila (Padre, Madre y 9 hijos, 8 hombre una sola chica) que crecieron llevando una vida nomada al rededor de las playas de surf. El padre, médico graduado en Stanford, leyenda viviente de la cultura surf, decidió que esa era la vida que quería ofrecer a sus hijos, una vida de sabiduría y no de educación. Dejé para otro día un documental sobre el Tibet y otro sobre Weather Undergraund una organización revolucionaria (?) de los 60.
Temas, asuntos, con los que quizás uno rara vez se tropieza, pero que permiten penetrar en un mundo y una cultura nueva y completamente abierta.
Es de lo que más voy a extrañar. En el diminuto mundo de los distribuidores de películas, nada de esto se encuentra.

martes, 20 de enero de 2009

Prodigios sobre Obama


Caray, se ha dicho tanto de Obama, de quién es, de qué es lo que se espera de él, de las dificultades que enfrentará para tener algo de éxito en su presidencia que, en verdad, ¿tiene caso decir algo más?
Por eso, en la medida en que las cosas han ocurrido como se esperaba, yo me puse a la tarea de buscar presagios. Actos o acontecimientos que, con carácter simbólico marquen el sentido del momento, anticipen el futuro y revelen algo quizás oculto, quizás no ofrecido a la vista, de lo que está pasando.
El ejercicio es completamente ocioso e improductivo, alejado por completo de la hora de la trascendencia histórica, del momento de Obama y del mundo, de cualquier actividad medianamente sensata. Pero es un modo divertido de escapar a la hora y a la tentación de unirse a la esperanza colectiva, tantas veces frustrada, o a la tentación de enarbolar uno mismo el discurso de la esperanza.
Sin más, estos son los presagios.
1.- El avión caído en NY y sus 155 pasajeros a salvo. Un milagro, un acto de heroísmo, un retrato completo de la esperanza en el talento y la serenidad del hombre. La humanidad ante la catástrofe de las máquinas.
2.- Cheney en silla de ruedas. ¿No es así como uno quiere ver al mal, disminuido, mermado, reducido en su fortaleza? Pero además, ¿no es así como el mal disimula que está buscando los caminos para regresar a la fuerza?
3.- La precipitación de Obama al tomar juramento. Correr antes de caminar, anticiparse antes que prever... signos encontrados para quien predica la humildad antes una multitud interminable. Quizás, también, signo de humanidad en el poderoso, de una dimensión humana en el umbral de la historia.
4.- El desmayo de Ted Kennedy en el Lunch oficial. La fatiga del último de los de Camelot, es el anuncio que se ha emprendido el camino a Avalón con un nuevo Arturo. Es el fin de l fin de una estirpe cuando se emprende la llegada de otra. Pero es también pérdida del vínculo que une un sueño con otro, una esperanza con otra.

jueves, 15 de enero de 2009

Bush

Acabo de ver y escuchar el discurso de despedida de Bush. No sé que esperaba al verlo. Quizás tener la sensación de que al fin quedaba atrás una época muy confusa que dejará muchas cosas revueltas. Pero fue difícil concentrarme en el discurso de ese individuo que prefirió dar la impresión de que conversaba con los amigos de tantos años, que han vuelto a reunirse para evocar los viejos días.
Discurso de escasa nobleza. Lleno de una apócrifa nostalgia, que recurrió a la anécdota trivial -una conversación, un encuentro- para tratar de retratar un heroísmo que solo pudo enunciar de manera negativa:

America has gone more than seven years without another terrorist attack on our soil.

No, no sentí que se acababa una época. Sentí en realidad el peso de haber transitado por una páramo tosco y grosero, árido y más bien desolado, cuyo saldo es más una fatiga que una esperanza.

miércoles, 7 de enero de 2009

El che


Yo puedo tomarme vacaciones. Dejar de escribir el blog. Viajar. Leer otras cosas. Contemplar el mal. La nieve, el hielo. Pero uno siempre está consigo mismo y acaba viéndose confrontado en cualquier momento, con lo que eres y con lo que has sido.
Yo puedo verme hoy, como si fuera ayer, en una fiesta en el primer año de prepa con una boina tipo Che Guevara, con pines de los pioneros y de la bandera de Cuba, que había traído de mis visitas a los campamentos de pioneros en la isla. La portaba con orgullo, el que fuéramos tocayos, me permitía imaginar que podía usarla legítimamente.
La boina servía no solo para emular la figura del guerrillero y manifestar una cierta posición política. Servía también para darme una identidad en fiestas en que era demasiado chico para estar ahí, pero a las que iba pensando que era lo suficientemente grande para estar ahí. En todo caso, un día la boina se perdió, yo me desencanté de Cuba, de la revolución imposible, de querer ser guerrillero, y no había vuelto a pensar en eso hasta el 26 de diciembre. Fecha curiosa en que fui a ver las casi cinco horas horas del El Che, una película de Steven Soderbergh con Benicio del Toro como Guevara, en un discreto cine en el Shoho en Nueva York. Al final de la exhibición, Soderbergh discutió con el público algunos aspectos de la película.
Es raro ver a Hollywood volver a la cara, hoy, a un personaje como Guevara. Al que presenta más como un moralista, alguien que creía en la transformación del hombre por la revolución y que veía la revolución como una forma de ascesis, de camino por el cual el hombre se hacía a sí mismo mejor. Volviendo los ojos hacia una guerrilla que hoy parece aun romántica, pues su lugar lo ha ocupado las FARC y los narcos con delirios de reivindicación y justicia social, y en la que el discurso del terrorismo ha borrado casi todo atisbo de buenos fines y de ideales altos de sacrificio. Hoy solo vale morir para que yo pueda ver los Simpson el domingo o para que alguien pueda meterse una raya de coca en la disco.
No digo más, desde entonces no me abandona una sensación de extrañeza. Si el tiempo me cambia aun sin que me de cuenta, hay ciertas invariables: sigo creyendo hoy en la ascesis y en la búsqueda de la perfección, aun por los caminos más inusuales o precisamente en ellos.