En la Piedra lunar de Wilie Collins hay un personaje –el mayordomo- que utiliza su edición de Robinson Crusoe, como un libro de sabiduría. Es decir, ante una inquietud, una pesadumbre, ante la necesidad de un consejo, tomaba el libro escrito por Daniel Defoe, lo abría en una página al azar, y leía el primer párrafo con el que se topaba. Lo que leyera, pensaba, era una respuesta directa –que requería, claro, cierta forma de interpretación- a su inquietud.
Sobre Waterman Str. hay una iglesia bautista que cada semana anuncia el tema del sermón del domingo. Yo paso frente a ella después de caminar con Bruno a la escuela. Poco a poco se ha ido convirtiendo en una suerte de libro de la sabiduría, pero al revés. Porque no responde a una de mis preguntas o de mis inquietudes, que aquí son miles, sino que hace señalamientos inquietantes que termino por tomar como una suerte de “profecía” o “mensaje” , de algo que es relevante. La de la semana pasada simplemente decía: “No turning back”.

Y como si hubiera dado inmediatamente en el blanco, me puse a darle vueltas en la cabeza. Todo viaje al final, marca un antes y un después. Sobre todo uno tan largo como este. No turning back ¿se refería, precisamente a eso? O quizás lo hace al hecho, que por momentos se afianza en mi cabeza, de que con el paso de los años, hay un momento en que no puede darse vuelta y que ya no hay regreso. Y todo intento, toda apariencia de vuelta –que hay muchas y muy audaces, además- es un esfuerzo absurdo e innecesario.
No volver atrás quizás significa que hay cosas que han quedado lejos de una manera extraña, porque están en el pasado y se han vuelto verdaderamente inaccesibles. Son como deseos imaginables, tangibles, de hecho vividos, que se han convertido en un cascaron vacío: hacia delante no habrá jamás un primer amor. Tampoco habrá la fuerza envenenada de los deseos agitados por la inocencia.
Pero no turning back también pueden referirse a decisiones y a dilemas, en los que una de las aristas apunta hacia el futuro, y la otra ata al pasado. Porque es cierto también que dejar atrás el pasado puede ser una labor de toda la vida. Así que puede entonces hacerte pensar en esas decisiones que no acabas de tomar y que te mantienen con un pie en el antes, en el así era, en la despedida que no se acaba.
La de esta mañana era Blessing of the animals…