
Y es que la sesión de preguntas y respuestas fue mejor, no sólo porque dejó ver el entusiasmo con que Guinzburg y de sus intereses, sino porque mostró algunas de las ideas y los temas que despertaron mayor entusiasmo. Yo me quedé, como puede verse, por la reverencia por Baudelaire.
A Máximo Riva –de quién apenas he hablado aquí, a pesar de que es el cómplice que ha conspirado conmigo para que yo esté en Nueva Inglaterra- le impresionó la forma en que Guinzburg ejemplificó como se debe abordar una obra, y a la mañana siguiente estaba preparando su clase, con la intención de que los alumnos repitieran el procedimiento de Guinzburg: buscar en los detalles del objeto, los elementos del contexto donde se inserta.
El fin de semana se adivina intenso: mañana Halloween, el sábado el museo de Artes de Boston, el domingo, la nueva Casita del Horror de los Simpson –donde, dicen, Homero intenta votar a Obama-, y el martes, las elecciones. Quizás el domingo, también, un Virtual Kennedy que está generando polémica. Así que ya habrá ocasión de escribir más.
Orgullo de papá: el equipo de futbol de Paolo ganó el campeonato interescolar.