viernes, 29 de agosto de 2008

29 agosto


Termino la semana verdaderamente cansado. Ha sido la semana de mayor tensión y de mayor expectativa: dos reuniones de padres de familia de las escuelas de mis hijos, la entrada de Paolo a la escuela (todo un acontecimiento familiar que nos dejó exhaustos). Pero también la semana termina con buenas noticias: mis hijos están encantados con sus escuelas, que como muchas de las cosas que ocurren aquí, combinan la sensatez, con la buena hechura y se disfrutan de maravilla (sobre todo porque los temas más delicados, la sección de College, la preparación de los exámenes para ello, etcétera, no entran dentro de las preocupaciones de ninguno. Y en el caso de Paolo, bueno, en realidad, no hay nada más que pueda uno preocuparse.) Como ya dije antes, es difícil no acostumbrase a que las cosas sean sencillas y que sean posibles muchas cosas, con un nivel no muy alto de estrés.
Y eso te hace pensar. Yo me había dado cuenta, al viajar a España, pero ahora lo reafirmo con mucha mayor claridad. La diferencia en la calidad de vida entre vivir en México y vivir en Estados Unidos es abismal. Y no lo es sólo, como lo era antes, porque el nivel de consumo sea aquí increíblemente alto, y puedo uno ir a un super y elegir entre 57 tipos de quesos diferentes de todo el mundo, sino porque tienes la certeza de que el número de personas que piensan aprovecharse de ti o de tu situación, o de tu condición, es muy pequeño en relación con lo que ocurre en México. El taxista no quiere cobrarte siempre de más (como en todo, no falta quien), tampoco te secuestra, y la respuesta a la mayor parte de las solicitudes rara vez es un no, y con mucha frecuencia es, además de un sí, una oportunidad para hacer algo un poco mayor.
Y es que el problema de la inseguridad, y del deterioro general de las condiciones de vida en México, no se debe únicamente a los malos administradores, sino a una mengua en la calidad cívica de toda la sociedad. Hoy quizás, estamos viendo realmente hacia donde nos han llevado tantos años de miseria y de crisis y de autoritarismo.
En la convención democrática los temas fueron básicamente 4: seguro médico universal, mejora de las escuelas y la educación publica, liberación de Estados Unidos de la dependencia del petróleo del oriente medio y retorno del sueño americano. Esto último me ha llamado poderosamente la atención pues más allá del sentido propagandístico que tiene ese ideal idílico del sueño americano, la formulación es tal que siempre mira hacia delante: porque yo escucho sobre todo, y pienso, en la forma en que el discurso en México siempre es un discurso de deuda histórica, de resarcimiento por dificultades pasadas, de compensación y casi nunca de prosperidad. Y no entiendo por qué, mi país no puede proponerse una prosperidad.
Pero en fin, me he puesto demasiado serio y es que me duelen los pies de tanto caminar, y eso hace que uno se vuelva más rollero. Tal vez para no levantarse del asiento. A lo mejor.
La semana que entra comienza realmente la actividad en la universidad. Ya han amenazado con que vendrán los alumnos en grandes cantidades. Por lo pronto, hay una especie de desfile inagural, luego miles de recepciones y de fiestas. Yo, además, me he inscrito en un programa de walking fittnes… ya contaré de qué se trata.

martes, 26 de agosto de 2008

Agosto 26


La cosa se torna emocionante. El fin de semana fuimos a comprar los School supplies, una aprendizaje de nombre exóticos: protractor, por ejemplo, que es esa regla en semicírculo que nunca he sabido para qué sirve ni siquiera en español. Bold color dry erase, que es el nombre oficial de un marcador negro y otro montón de nombres y términos que vienen también en muchos productos que se venden en México, pero en los que uno no se fija. Es en estos casos donde uno descubre cómo la lengua tiene recovecos insospechados y complejos, muy precisos en algunos casos, desconcertantes por la falta de cualquier referencia en otros. Y es que entre más cotidiano a lo que se refieren, las palabras se mueven a mayor velocidad, y cambian de sentido y se reinventan, con mayor frecuencia y es donde es más fácil no saber, ni que estas pidiendo, ni si es suficientemente claro como lo estás haciendo.
Ayer, reunión e padres para el inicio de clases de Paolo (la de Bruno es el jueves, me parece). Y si quieres que te diga la verdad, nunca pensé estar en una reunión así fuera de México: hay similitudes y diferencias. Las primeras son obvias: los padres siempre preguntan las mismas cosas absurdas, y se quejan de lo mismo. Pero las segundas son sobre todo de las maneras. No sólo el número de materias es realmente pequeño en comparación con las materias que lleva uno en Prepa o en secundaria. Hay un muy razonable enfoque a la lengua y las matemáticas, (leer, escribir y sumar) y un par de materias más ciencias y ciencias sociales, y no ese enjambre de materias que se acumulan sin dirección. Pero además un uso sorprendente de la comunicación: teléfonos y correos de cada profesor, incluyendo el director, pero sobre todo, software para poder llevar un registro de los avances en clase, pero también para la búsqueda de libros disponibles y para leer. Y claro, que todo está claramente medido: tiempo para las tareas, tiempo para entregar cosas.
Todo es semejante y diferente. Esta es una obviedad grande, pero a veces uno no sabe cómo trasmitir la fascinación por las cosas que se construyen en la cotidianeidad. Y la forma en que la inquietud de las madres se expresa, o la inconformidad con las decisiones escolares se enuncian.
Fueron también los primeros días de la escuela de Bruno, que solo él puede contar, y del inevitable estallido familiar. Que también terminó por ser muy divertido. Todos es tan silencioso y las personas se contienen tanto, que uno se siente ruidoso, fuera de lugar y completamente ignorante. Y en ocasiones eso es bueno.
Acabaron los juegos olímpicos pero comenzaron las convenciones. Escucho a Hillary hablar ante una multitud en un espectáculo (por el carácter escénico y televisivo) increíble. Su discurso es esperado, por el tema de la unidad, después de la lucha con Obama. Y lo hace espléndidamente (aunque en esto soy un amateur). Su discurso es admirable y consistente. Y es si duda, una personalidad y un carácter. Un líder en toda línea.

domingo, 24 de agosto de 2008

24 de agosto



Ayer fuimos a Newport de nuevo. La intención: llegar a la playa.
Fue imposible. El camión a la playa había dejado de circular y decidimos renunciar a caminar hasta alla (qué poco entusiastas, porque ni siquiera sabíamos cuánto era).
En cambio hicimos un recorrido por la bahía en barco. Las fotos del recorrido las he puesto en un album de Flickr para probar. Puedes darte una vuelta haciendo clic aquí.