jueves, 27 de noviembre de 2008

Thanksgiving


Thanksgiving es una fiesta realmente afortunada. Sin carga religiosa que la condicione y sin que la fecha te comprometa a mostrar cuánto amas a los que te rodean, todo es asunto de comer y pasarla bien.
Hoy estuvimos en casa de Pam y Gary, la hija Rose, nuestra casera, y su marido. El es chef y tiene además un rancho, con un lago donde esquiar, en Missouri, caza osos y hace una variedad increíble de otras cosas más. Eso, como se puede imaginar tratándose de thanksgiving es importante al menos en dos sentidos: anuncia buena comida y promete una larga conversación llena de temas interesantes y desconocidos para un citadino rumialibros como yo. Y así fue: comí hasta la saciedad. Había simplemente de todo y todo estaba simplemente delicioso: el pavo, por supuesto, el puré de papa, el gravy, los brocolis con queso, tres horneados de distinto tipo -la verdad es que aunque me hice repetir el nombre y la descripción, no logre comprender claramente qué era-, y las papas dulces con merengue. Luego tres tipos de pays: de calabaza, manzana y nuez...
A la abundancia correspondió un ambiente relajado: ropa informal, la televisión encendida, hijos sin la obligación de ser educados y atentos. Cada quién, pues, a lo suy, para tratar de digerir todo lo comido.
La conversación también fue abundante, pues Pam y Gray son inabarcables: han viajado aquí y allá por el mundo, y el país. Ella es dueña de una tienda de flores y él divide su vida entre cocinar para su familia, y llevar un rancho, con 150 cabezas de ganado, en Missouri, a donde viaja un par de veces al mes. Y yo disfruto los detalles de un mundo por completo desconocido pero, de cierta forma, por las películas y la televisión, de cierto modo familiar. El acento sureño de Gary ayuda a percibir esas singularidades del quién viene de abajo, lo dijo él refiriéndose a sí mismo varias veces, pero que ahora juega a la bolsa y sólo perdió un par de cientos de dólares con la caída del mercado.

Velando armas
Para mostrar el paganismo último que subyace al thanksgiving, a este sigue el vienes negro. El día de las ofertas más agresivas de los comerciantes antes de navidad. Son las 11 de la noche y el noticiero anuncia que ya hay automóviles dirigiéndose a los outlets para esperar la apertura de las tiendas entre las 4 y las 6 de la mañana. Maycis anuncia que su tienda en el mall abrirá a las cuatro y otras que distribuirán boletos desde las 3. Si, el final de un día magníficamente relajado y tranquilo, es la tensión de querer aprovechar ofertas que, a simplemente, parecen una trampa mortal para el mermado presupuesto.