domingo, 26 de octubre de 2008

Dólares


El jueves estaba a punto de dormirme. Eran cerca de las 11 de la noche, e iba al baño antes de acostarme. Al paso por el comedor, de la computadora salía la voz de mi suegra. Una vez más nos hacía saber cuanto ella tenía ella razón al decirnos que convirtiéramos los pesos en dólares y el poco caso que le habíamos hecho en eso como en otras cosas. Y, por supuesto, tenía razón: en dos semanas todo nos ha comenzado a costar 30% más y, dependiendo del día, un poco más. Yo paso la mañana viendo cómo caen las bolsas y sube el dólar, y me resigno ante esta nueva fatalidad. Utilizo las páginas financieras del New York Times: al levantarme veo las bolsas de Asia y las de Europa, al llegar a la biblioteca, las de América. Evito los periódicos mexicanos para no contaminarme del alarmismo, la desinformación y la sinrazón que los recorre. Parte de los síntomas de esos días es el haber recibido más de cinco correos con la cosa de Amero. Internet, la maliciosa ingenuidad, y una crisis que a veces no se ve dónde va a parar, trae estas cosas, que llega a los periódicos.
Esta vez no ha habido mucho con qué compensar la preocupación. Y el viernes soñé con mi padre (a quién operaban) y con mi tío (al que no saludaba en el sueño). Yo iba semidesnudo, más preocupado por la salud de mi padre que por mi atuendo, aunque luego, claro, me sentí incómodo. Disfruté encontrarlos en sueño, aunque sólo fuera para hacer más evidente mi inquietud.
Esta semana viene a Brown Carlo Ginzburg.

3 comentarios:

Itzel dijo...

Tu calle -si es que de ahí es la foto- me resulta cada vez más parecida a la calle Wisteria (perdona la frivolidad pero sigo instalada en ella); sólo que el cadáver del jardín es un tanto evidente.
Yo, que cada vez me siento más de 57 que de 27, me considero lista para sucumbir junto con el mercado cuando sea preciso. Total, ya leí a Chretién en francés antiguo. Así que no consulto las finanzas, ni los índices bursátiles y me he convencido de que Amazon es la tierra imaginaria de alguna fantasy para no caer en tentación. De noche sueño con los libros de texto que corrijo para sobrevivir y asegurar el futuro (es decir, los próximos dos meses). Y por ahora la mayor preocupación es encontrar el orden perfecto para organizar mi tesis de maestría, porque eso sí, no me pienso ir sin terminarla.
En fin, que atravezar por una crisis resulta un poco más fácil cuando uno mismo se siente en temporada de ocaso.

Alzi dijo...

Es verdad, los medios aquí son tan lamentables que resulta preferible sólo evitarlos, sobre todo cuando se pueden encontrar en ellos cosas como esta: http://www.youtube.com/watch?v=vIEFoTCM7uU

Ernesto dijo...

Ya había visto ese horrible comercial, Al. Revela, en fin, lo bajo que están las cosas.