domingo, 7 de septiembre de 2008

7 septiembre

El 100 de Prospect Street es, en el Extraño caso de Charles Dexter Ward, de H. P. Lovercraft, el lugar de residencia del propio Dexter Ward. Y el lugar en el que se asoma a ese sótano donde se escucha el sonido de los dioses ancestrales. A un par de casas de ahí, el viernes 5 asistí a una recepción. Es el 84 de Prospect Street. Lugar de la Rochambeau House, una mansión de finales de siglo pasado, que conserva el aire y la disposición, original, y en algunos casos, la mueblería de la época. Fue la casa del Chancellor Henry D. Sharpe, cuya esposa, Mary Elizabeth Sharpe, ayudó al arquitecto Arthur Rice a diseñarla en 1894. La casa fue donada a Brown a la muerte de ella, y actualmente se alojan ahí los departamentos de Francés y de Hispánicas.
La recepción fue la segunda de la semana y la más divertida. El miércoles por la tarde el presidente de la Universidad dio una recepción a la comunidad docente en su casa, sobre Presidente Street. Son peculiares estas ceremonias universitarias y no siempre de mi gusto. Se respira un aire vagamente aristocrático –Brown es, al final, una corporación con dinero- y hay un empeño en mostrar la cultura y el buen gusto de todos los asistentes, que por cierto suelen ser muy pagados de sí y no tiene reparo en
resaltarlo.
La del viernes, sin embargo, tuvo la suerte de que no sólo había profesores, sino también alumnos, y eso implica un poco menos de seriedad y arrogancia. Además los profesores de francés –más jóvenes en general que los de Hispánicas-, resultaron también más divertidos. Al final, me topé con dos mexicanos, un alumno de hispánicas y una maestra de español. No era el final perfecto, pero si fue, como supongo que es siempre, un encuentro pintoresco, cargado de ironías a la perfección, el orden y la disciplina de esta tierra protestante. Un motivo, pues, para alejar de uno los atavíos de la locura que, narra Lovercraft, habitaban el sótano de la casa, al otro lado del muro.

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