Hoy nieva por primera vez. Es una lluvia ligera, apenas perceptible, que va cubriendo todas las cosas como con un sutil polvo blanco. A penas se nota. Pero si te fijas bien, todo parece haber palidecido.
Sé que es nieve porque se acumula en las cornisas de las casas, de donde no resbala tan fácilmente como la lluvia. Y eso crea el efecto de enmarcar los techos de las casas, con frágiles marcos blancos. Es un hermoso remate a un fin de semana largo de pereza absoluta. Una razón para permanecer en casa, metido en la cama con un libro, o frente a la tele con el café en la mano; o a lo más, dejando transcurrir las horas del ocio frente a la pantalla de la computadora, mirando de vez en vez a la ventana.
Noto sin embargo, que la nieve no es melancólica como la lluvia. No como la que el martes me condujo a un café en Charles Ave. en Boston para revelarme que algunas almas pertenecen a ciertos lugares, donde son más ellas mismas. Porque la nieve tiene más la forma de un prisión que el irremediable azar que trae consigo la lluvia.
Un libro: El evangelio de la depresión
Hace 3 años
2 comentarios:
Recuerde usted, carissima bestezuela tropical visitante del imperio de los copos de nieve; que Descartes escribió la monstruosa segunda meditación justo en el intermedio de una nevada.
¿Qué raza de malignos genios lo atacarán a usted, carissima ovis, cuando el invierno avance y lo llene todo de silencio?
Yo sólo le mando preguntar (aunque no me conteste, qué más da): ¿se ven a simple vista los copitos de nieve? ¿son de veras irrepetibles sus formas?
Polaríssima Puella salutat...
Qué felicidad y privilegio el de contemplar las primeras heladas. Aunque debe ser verdad eso de que uno pertenece más a ciertos lugares que a otros. Yo acabo de regresar de Zacatecas, de cielo azul, aire puro y viento helado, con un resfriado tremendo. Supongo, pues, que lo mío es el df con su smog y su remedo de invierno. Pero eso sí, además de gérmenes recibí algunos piropos a mi ponencia e interesantes recomendaciones bibliográficas de un profesor zacatecano que también se ocupa de lo imaginario. Fue una experiencia grata.
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