sábado, 28 de febrero de 2009

Beatriz y la memoria


La tradición amorosa medieval y renacentista pensó el amor como una perturbación de la fantasía. La autonomía otorgada a la imagen de la amada, al desvincularla de cualquier correspondencia espacio temporal específica, es la fuente de su fantasmalidad. En el Roman de la Rosa, cuando el amigo duerme fantaseando que está con la amada, para llenar el vacío de su ausencia (en el pasaje de Pigmaleón), la imagen de la amada ahí es vista como un acto fantástico: es una imagen sin cuerpo, sin tiempo, ni espacio específico, que se evoca sin volumen y sin duración, como siendo una pura luz que ilumina una instancia que está "dentro"; que sólo miras tú, a veces a voluntad, a veces en contra de ella, y sin que a la vez haya un recuerdo que te confirme que ella estuvo contigo ahí, te abrazó de esa manera y fundió así su boca con la tuya. Esa luz, esa imagen fantástica ocupa un lugar ambiguo que desafía los límites que señalan lo que es verdadero y lo que realmente existe. La suya es una forma de verdad, y una forma de existencia bien distinta.
Esta tradición no dice, sin embargo, que esta evocación fantástica de la imagen de la amada es también un acto complejo de memorización. Y que el amor no es sólo verse "poseído" por la imagen de la amada, el mal de ojo al que Ficino alude, sino la construcción de una memoria que tiene a la amada como protagonista y al esfuerzo de imaginarla el dotarla de sentido -y quizá de estimular la aparición de la proteína Kinasea C que crea la potenciación de largo término en las neuronas.
A la luz de lo que hoy sabemos sobre las falsas memorias, y el modo en que el pensamiento opera, lo mismo para suprimir recuerdos que para cubrir vacíos en ellos, las fantasías que hacen honor a la imagen de la amada es un intento de posesión de esa imagen mediante el recuerdo. Un recuerdo que se vale de la fantasía para penetrar y durar, gracias al doble ejercicio de la repetición y la significación.
Dante cuenta, en la Vita nuova, que vio a Beatriz sólo tres veces en su vida. Suficientes para desatar, mediante el ejercicio fantástico del poeta, un proceso que es también un ejercicio inusitado de memorización. Beatriz no es sólo la dama que corona esa enorme y inolvidable fantasmagoría que es la Comedia, la protagonista de la Vita nuova o la inspiración para la reflexión del Convivio, todas obras elaboradas tras su muerte y con base sólo en lo vívido de su recuerdo. Beatriz es para mi y para ti, la preservación de un recuerdo, de una memoria de la que la nuestra forma parte, siendo fiel y traidora, rememoradora y fantástica.

4 comentarios:

la chica bipolar dijo...

Ahora sí te pasaste Ovis...
Dices:
"Esta tradición no dice, sin embargo, que esta evocación fantástica de la imagen de la amada es también un complejo acto de memorización"...
Pues será la tradición del Romance de la Rosa... pero definitivamente no te estás refiriendo a la psicología medieval... ¿verdad? Porque si lo estuvieras haciendo, Ovis, quedaría claro que mis consejos sobre el De Anima de Averroes, y todo lo que dice Avicenna en su De Anima, ni todas las maravillas de Alberto Magno... son parte de la tradición medieval...

Ovis: tengo la sospecha de que tienes un injustificado prejuicio contra el siglo XIII... ¿son de esos a los que no invitarías a comer?
Quizás las causas formales y eficientes que los medievales atribuían a su descripción de los sentidos internos (te dejo de tarea investigar qué es eso) no corresponda con ciertos paradigmas materialistas actuales (muy cercanos a Alejandro de Afrodisia y a los Estóicos... por cierto), pero definitivamente la descripción y fenomenología de los procesos es muy anterior al mismo siglo XIII.

Recuerda Ovis que la Fantasía es un invento de Aristóteles para explicar el error, la memoria y la imaginación (en sentido medieval). Algo me dice que tú, en vez de ver a Beatriz 3 veces, leíste una vez el Cambridge Companion to Aquinas, y que de ahí tu fantasía (en estricto sentido aristotélico) ha bordado unos monstruos de los filósofos del siglo XIII...

En fin... Que conste que el polo es meramente polémico (aunque se me pasó el sarcasmo... pero espero que eso no te moleste...) y es también un polo un poco agotado... justo por mi maravilloso descubrimiento de los por qués de la fantasía...

Una chica bipolar que, sin querer, sigue tus pasos fantásticos y descompone los phantásmata que dejaste impresos en su frágil cogitativa...

Ernesto dijo...

Por supuesto, Chica bipolar, me hubiera gustado mas que en lugar de regañar a la Ovis por no hacer su tarea, la educaras, y que en lugar de llenar de calificativos con un ligero toque de soberbia, tuvieras la generosidad de explicarte. Siendo experta en el XIII podrás seguramente exponer mejor lo que crees que objeta lo que he escrito y enriquecerme con lo que has descubierto.

Itzel dijo...

No, tampoco podría decirse "será la tradición del Romance de la rosa", ¿cómo no iba a ser ella expresión de la psicología medieval? (Ya sé que estaba usted siendo sarcástica, Chica bipolar, pero pobrecito roman.)
Léase, por ejemplo, el Lai de l'ombre, de Renart y primero que nada disfrútese porque es muy bello. Después encuéntrese ahí la evocación fantástica de la que habla la Ovis con todo y sentido interno detrás.
Tampoco podría entenderse un pasaje como el de Perceval adorando las gotas de sangre en la nieve, si la filosofía de la época no postulase al sentido interno, receptáculo y vínculo de los externos y a partir del cual se crean lo mismo imágenes erróneas que ejemplares.

En fin, algunos desvaríos...

la chica bipolar dijo...

ta güeno... disculpen sus mercedes.
Y no sólo por el sarcasmo sino porque dejé un anacoluto medio menso y por eso pensé que había ya dicho lo que tenía que decir. (pero... ¿cuales calificativos? nomás hice un montón de aserciones totalmente exageradas y desproporcionadas... pero la calificación proviene de la inferencia que tales proposiciones producen... lo siento, el instituto me está afectando seriamente).
En fin... lo único que quería decir, y que no dije pero había pensado en decir, como lo demuestra la frase con forma de anacoluto del primer párrafo es:
"Si bien es cierto que la psicología medieval difiere de la teoría contemporanea en algunos presupuestos fisiológicos (es decir: difiere en cuanto a la causa eficiente y material de los procesos), sin embargo la explicación fenomenológica de éstos (o sea: la causa formal)
no se aleja gran cosa de la teoría moderna.
Y una prueba de ello es justamente la definición que hacen los medievales de las relaciones entre la fantasía y la memoria, por qué los recuerdos se alteran, etc.
Incluso Avicenna y Alberto Magno tenían una teoría sobre la localización de las facultades cognoscitivas, y sería interesante averiguar qué tanto corresponde con la teoría fisiológica contemporánea.

Ahora: que conste que una de las aserciones exageradas que hice tiene que ver con un recuerdo (probablemente deformado) de una clase que nos diste sobre Tomás... mejor dicho, sobre Aquinas, porque tenías en el escritorio abierto el Cambridge Companion to Aquinas, y cada dos minutos decías "Aquinas... digo, Tomás"... pero era todo... no te enojes Ovis jarrito de Tlaquepaque...

Con el polo menos soberbio...